Escrito por: Unknown martes, 3 de febrero de 2015

El hecho que las entidades bancarias vuelvan a conceder crédito hipotecario, ¿supone un riesgo a una nueva crisis financiera?






La situación de la banca a escala mundial ha dado un giro de 360 grados en las últimas décadas. El cambio más significativo, es que los préstamos hipotecarios han pasado a ocupar el puesto más relevante en los balances de los bancos, por el contrario, los créditos a las empresas se han resentido y se ven obligadas a acudir a los mercados monetarios y de capitales. Está situación propicia la creación de burbujas inmobiliarias y las probabilidades de incurrir en nuevas crisis financieras. 

Desde que empezó la crisis financiera de 2007, los gobiernos y bancos centrales, han rescatado en varias ocasiones a entidades financieras básicamente por dos motivos: falta de liquidez o porque eran insolventes. La principal causa de estos rescates, fue el mercado de la vivienda y las hipotecas, ya que se hizo una mala gestión de estas. El problema es que si la tendencia continúa así podríamos estar hablando de una nueva crisis financiera. Esperemos que no sea así. 

Actualmente, el 60% de los préstamos que conceden las entidades están vinculados a la vivienda, este porcentaje es importante dado que hace un siglo suponía solo un 30%, pero se ha ido incrementando sobre todo a partir de 1970. Este cambio en la forma de negocio de los bancos también ha influido en la salud financieras de las familias, que ahora tienen un nivel de endeudamiento muy superior al de hace 50 años.

Entonces la pregunta sería, ¿por qué la banca concede tantas hipotecas si son un activo de alto riesgo? En los últimos años, los gobiernos  han implementado una política cuyo objetivo es incentivar la compra de viviendas con el fin de reactivar la economía. . Un buen ejemplo es el caso de España, donde las deducciones por compra de vivienda han sido una política habitual. Otro ejemplo es EEUU, allí las familias que adquieren una vivienda se deducen los intereses pagados anualmente por la compra de la vivienda.

Por otro lado, el aumento que sufrieron las viviendas hizo casi obligatorio la necesidad de pedir un préstamo hipotecario para poder adquirir la vivienda. Los bancos permitieron flexibilizar los pagos de estos créditos mediante un aumento de la devolución del principal. Por esa razón, no era de extrañar ver hipotecas a 40 o 50 años, con unas mensualidades bajas y asequibles para todo tipo de perfiles. 

El efecto sobre las empresas

A medida que los préstamos hipotecarios copaban el crédito que los bancos concedían, las empresas se veían obligadas a buscar otras formas de financiación para realizar sus inversiones. Las compañías han aumentado sensiblemente sus emisiones de bonos y pagarés. Por ejemplo, en EEUU el mercado de deuda corporativa ha pasado de representar el 11% del PIB en 1970 a representar el 70% a día de hoy.

Esto ha representado una mejora para la economía por un lado. La última crisis económica hubiera sido mucho más dura si no fuera por la fuerte relación entre las empresas y los mercados de emisión de deuda. Mientras que los préstamos bancarios a las empresas en EEUU cayeron de 4,5 billones en 2007 a 3 billones en 2012, la emisión de bonos se triplicó. En Europa y China ocurrieron situaciones muy parecidas aunque de menor grado.

Además, que las empresas se financien en los mercados de capitales de deuda privada reduce el impacto de sus quiebras en la economía real. Ya que en este caso, la quiebra de una compañía puede afectar a un inversor institucional, compuesto por inversores cualificados y, normalmente, con una importante capacidad económica. Mientras que si el impago de una empresa importante afecta a un banco, la repercusión del impacto puede extenderse a la economía real fácilmente. 

El mayor problema que supone el descenso de los créditos bancarios a las empresas reside en la dificultad de las pequeñas y medianas compañías para encontrar financiación. Estas empresas tienen serios problemas para acceder de forma individual a los mercados de capitales, y ahora que el crédito bancario se centra en la vivienda tampoco encuentran un lugar estable en las entidades financieras para conseguir los fondos necesarios para llevar a cabo su negocio.

Fuente: El Economista

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